Directores frente a la cámara
Un amigo mío, director de cine, ha aceptado interpretar un pequeño pero crucial personaje en Otro verano. Se lo agradezco mucho. No le he escogido porque seamos amigos, sino porque creo que tiene la presencia y la mirada perfectas para este personaje.
Y al fin y al cabo, la tradición de directores que se ponen delante de la cámara de otros es larga y, en muchos casos, memorable. No hablo de Quentin Tarantino, Roman Polanski u Orson Welles, pues a estos podemos considerarlos actores por derecho propio; me refiero a casos como…
…Martin Scorsese en Quiz Show, de Robert Redford…
…Steven Spielberg en Granujas a todo ritmo, de John Landis…
…François Truffaut en Encuentros en la tercera fase, de Spielberg…
…David Cronenberg en Razas de noche, de Clive Barker…
…Sam Raimi en Muerte entre las flores, de los hermanos Coen…
…o Miguel Picazo en Tesis, de Alejandro Amenábar.
(Por cierto, acabo de recordar que, hace una década, interpreté un pequeño papel en una película de mi amigo, y mi escena fue la única que desapareció en la sala de montaje… ¡Espero que él lo haga mejor que yo!).
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